
Viajar sentada o de pie eso es lo que quiero yo.
flotando en el aire, sintiendo la energía que inunda cada célula de tu cuerpo y respirando profundo, es indescriptible la sensación de reincorporarse al sonido de la lluvia, la que con una leve caricia te hace evidente el desvío hacia el sur.
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Glaciar Grey, Parque Torres del Paine |
Donde en la tapa alguna vez se pudo leer: Torres del Paine.
La lluvia es un buen pretexto para buscar pasajes en hojas raídas por el tiempo y besarlas nostálgicamente. Pero aquí, cuando menos lo piensas, sale el sol, los fantasmas disipan, señalando que es hora de seguir. Pero ¿ quién decide caminar cuando se puede volar?
Abruptamente un frío congelador te detiene, te das cuenta que la paz se ha vuelto un sinfín de ruidos, al mirar a tu alrededor no entenderás entre cuantos edificios y ajetreo estás. A pocos pasos unas vanidosas flores llaman tu atención, al observar con cuidado es maravillante cuantos cientos de flores se pasean por manos de mujeres con aires de superioridad. Así reconociendo lentamente el lugar, su aroma se vuelve característico, las gárgolas vuelven tus historias de terror en posibles realidades, las iglesias dejan ver cada uno de sus incontables detalles, te sientes empequeñecido por
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Sagrada Familia, Barcelona |
tantas ostentaciones que no puedes parar de contemplar obligándote así a camuflarte por La Rambla Española. Los sonidos de violines te distraen llegando a la base de interminables escaleras en caracol, notas que las torres ya no están en construcción, tras la satisfacción de subir una infinidad de escalones enumerados en forma de tortura, miras a tu alrededor y el asombro es de inmediato; Barcelona es realmente sorprendente y aún más su misteriosa Sagrada Familia.
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Calvario,Copacabana |
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Zaragoza, España |
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Pichilemu, Chile |
aquellas alborotadas aguas, te sumerges para aparecer en un paisaje incandescentemente celeste, justo en el medio del mar la sensación de euforia que se siente al correr entre las olas es indescriptible, el sentir el olor a leña y el subirse a un caballo mientras paseas por interminables arboledas de pinos hacen que Pichilemu sea incomparable.
Ya se está haciendo tarde, al avanzar se debe pasar por una ciudad la cual confirma cual caja de pandora es. Lo mejor es no pasar a casa, olvidar una estresante ciudad llamada Santiago y no mirar atrás. Al seguir, edificios llenos de contaminación se transforman lentamente en sauces paradójicamente bellísimos entre tanto desierto, cada vez más cerca de estos árboles
todo se vuelve muy acogedor, bañarse en ríos místicos cargados de paz y aprovechar los últimos rayos de sol en el Valle del Elqui te devuelven completamente las energías
Carnaval del Sol, Arica |
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Plaza San Blas. Cuzco, Peru |
Siguiendo los pasacalles, la música y con un paso más firme, nos encontramos con un manto de pequeñas luces parpadeantes en el cielo, pero dicen que los fuegos artificiales de Cuzco llenan la noche de luz , centenares de velas adornan a San Blas, Las risas, bailes e interminables cantos hace olvidar el cansancio. De madrugada debemos cruzar por un gran lago que nos desvía del recorrido, culturas maravillosas salen al encuentro, al saludar la magia de su calidez te quita inmediatamente el rol de extranjero, haciéndote participar por un instante en la vida de los Uros,
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Isla del Sol, Bolivia |
entre cantos y regalos. Al alejarse todo se vuelve agua, no hay fronteras para el Titicaca mientras que los rayos de sol se divierten contigo y transforman toda una isla en un impresionante color dorado, interminables caminos y miradores a hermosas playas asombran la vista, así te das cuenta que por fin la palabra paraíso tiene un sinónimo: Isla del Sol, cargada de milenarios misterios, laberintos y pasadizos.
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Islas Uros, Perú |
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Notre Damme |
Bajo la tranquilidad indescriptible y el silencio majestuoso iniciar una lectura, definitivamente es necesaria. De pronto el frío te hace soltar el libro, escuchando nuevamente que la paz se ha vuelto un caos, al mirar alrededor se admira con complacencia la adornada ciudad, enredaderas y pinos con formas geométricas adornan las calles. Al voltear no evitarás imaginarte aquella película infantil la cual se titula: El jorobado de Notre damme, Te inunda la curiosidad por saber si tal personaje existe. Lamentablemente aquel melodioso campanar es una grabación, pero eso no te desmotiva para apreciar impresionantes vitrales de mil colores, mil tamaños, mil diseños, todo es realmente maravilloso, a la salida te enredas en un grupo de personas de ojos celestes y con ese acento irreconocible. Sientes el motor y de pronto la brisa empapa tu cara, viajar en un rio en la capital es un verdadero privilegio, las gárgolas te siguen con
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Museo Louvre, Paris, Francia |
la mirada indiferente bañadas por el Sena, mientras que la culminación de tantas maravillas pasa por delante de tus ojos. Ahí está la majestuosa pirámide de vidrio, su luz amarilla deja a imaginación una nostalgia indescriptible. Mientras sueñas con estar en su interior, en sus escaleras de caracol, te decepcionas de aquel arco tan famoso, y a la vez tan desmejorado, pero no importa ya se acerca el final de este viaje.
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Torre Eiffel, Paris, Francia |
Al bajar y ya en dirección de vuelta a casa, hago una última parada tras maravillarme de algo tan envidiable como el Parque san Martín no me queda más que buscar algún boliche trasandino para tomarme una Quilmes en buena compañía mientras enérgicas canciones de los redondos suenan a la lejanía.
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Mi pequeño naranjo, Santa Lucia |
Ahora ya es tiempo de volver a casa, me desvío entre la capital, al Cerro Santa Lucia, este lugar entre tanto caos citadino, es mi ultimo suspiro de paz, donde se encuentra mi pequeño y querido naranjo, aquel que me espera incondicionalmente invierno tras invierno.
Camila Aquevedo, abril 2011, Memoria de viajes emotivos.